Física o Química 2 · Temporada 1 · Capítulo 9



Las clases habían comenzado, y todos los pasillos del Zurbarán se encontraban en silencio. Todos menos uno, el de Bachillerato, donde los alumnos de 2ºA estaban armando escándalo ya que estaban sin profesor. De repente, Nuria entró por la puerta y todos volvieron a sus asientos.

NURIA: Perdonad la tardanza, es que… (Sonrió) bueno, seamos sinceros, me he dormido.
ÁLVARO: Ah, muy bonito y cuando nosotros llegamos tarde nos castigáis.
NURIA: Sí, pero es que lo mío ha sido una cosa puntual y lo vuestro habitual.
ÁLVARO: Oye, pues si tenemos que ir al médico por la mañana, ¿qué le vamos a hacer?
NURIA: Ya, os creéis que somos tontos, ¿no? Pero si os vemos fumando todas las mañanas, con vuestros amigos en el parque que está al lado del instituto. Anda, sacad los libros.
RAQUEL: Bueno, ¿y tú qué tal con Mateo? ¿Al final hablasteis?
MARINA: (Bostezó) Sí, nos tiramos hablamos hasta las dos de la mañana, por lo menos.
RAQUEL: Ah, ¿sí? Cuánto me alegro.
MARINA: ¿Te alegras de mi falta de sueño?
RAQUEL: No, mujer. De que por fin hayáis hablado. ¿Qué te dijo?
MARINA: Pues que lo estaba pasando muy mal y que me echaba mucho de menos. Y me derrumbé, y lloré, y el lloró, los dos lloramos. Al final nos perdonamos mutuamente y me dijo que hoy vendría aquí a darme una sorpresa.
RAQUEL: Pues yo estoy genial con Cristian. Desde aquella noche que tuve que ir a ayudarle, no hemos parado de hablar a todas horas.
MARINA: ¿Pero estáis saliendo?
RAQUEL: Sólo nos falta admitirlo. Jejeje.
NURIA: Shhh, silencio chicas. A ver, ¿hicisteis el trabajo que os mandé? El de los amigos verdaderos. (Nadie levantó la mano) Vaya tropa… Luego querréis aprobar en Septiembre… ¿O a lo mejor es que no lo habéis hecho porque preferís seguir engañándoos a vosotros mismos?
JUDITH: ¿Cómo? (A sus amigas) A ésta se la va la pinza…
NURIA: Estoy segura de que tenéis muy pocos amigos, o incluso ninguno.
KEVIN: Sabrás tú, no te jode.
NURIA: Oye, yo intento hacer las clases más amenas por vosotros, pero con respeto, eh. Pues eso, que como mucho tenéis compañeros y conocidos. La verdadera amistad es algo muy difícil de conseguir. Hace falta mucha fuerza de voluntad para mantener una verdadera amistad.
MARINA: No estoy de acuerdo. Yo tengo amigos que me quieren de verdad.
JUDITH: Uy sí, vamos… Ya te gustaría a ti tener la mitad de amigos que tengo yo.
MARINA: Será por lo mucho que te aprecian…
NURIA: Seamos sinceros, en este mundo, las personas sólo tienen un verdadero amigo: nosotros mismos.


En el despacho de dirección, Héctor y Manuel charlaban mientras tomaban un café.

MANUEL: ¿Y tú qué tal vas con tu pierna?
HÉCTOR: Mejor, si no, no estaría aquí.
MANUEL: Jaja. También es verdad. Oye, ¿y cómo es eso de que te ha estado cuidando la de historia?
HÉCTOR: Nada, que me debía un favor y se ha prestado a ayudarme.
MANUEL: Vaya relación profesional que tenéis.
HÉCTOR: Es maja. Está un poco ida, en el buen sentido, pero es graciosa. (Nervioso) ¿No piensas ordenar todos esos papeles? Me estoy poniendo nervioso sólo de verlos…
MANUEL: Vaya, veo que lo tuyo no tiene cura… (Los recogió) ¿Te has enterado de que Nuria está con el de arte?
HÉCTOR: (Cabizbajo) Sí…
MANUEL: ¿Qué pasa? A ti te gusta un poco, ¿no?
HÉCTOR: No te creas, yo sólo quería ser amable con ella.
MANUEL: Ya, ya… Qué mal mientes. Anda, vete terminando que nos toca dar clase.

Un rato después, Judith y Kevin se estaban enrollando en las escaleras.

KEVIN: ¿Qué te pasa?
JUDITH: Nada, la idiota de filosofía…
KEVIN: ¿Otra vez estás así por lo de los amigos? Tú no la hagas ni puto caso y ya está.
JUDITH: Bueno, no es sólo eso. Es que me ha desaparecido dinero de la hucha y como se enteren mis padres…
KEVIN: ¿Y quién te lo ha quitado?
JUDITH: ¿Te crees que si lo supiera no lo habría recuperado ya? Eran casi 200 euros…
KEVIN: Igual lo has puesto en otro sitio. Tú eres muy despistada.
JUDITH: Di que sí, tú remátalo. Anda, déjame.
KEVIN: Pues nada…
JUDITH: ¡Es que no entiendo por qué tiene esa tía que decirme si yo tengo amigos o no!
KEVIN: Joder Judith, no te pongas así por eso, que es una gilipollez. ¿Tú te crees que yo estoy contigo por lo que tienes? Pues no. Más que nada porque mis padres no están mal de dinero, precisamente… Jeje. Yo te quiero por cómo eres.
JUDITH: (Le besó) Sólo te ha faltado el “y por cómo soy yo cuando estoy contigo” Anda bobo, vamos a la cafetería que te invito a algo. Paso de literatura…

Raúl entró en el instituto con su mochila en la mano y Nuria corrió a recibirle.

NURIA: Mira, me tienes aquí como a una adolescente.
RAÚL: (La besó) ¿Qué tal, preciosa?
NURIA: Pues salvo porque me he dormido esta mañana, todo muy bien. ¿Y tú?
RAÚL: También, todo como siempre. ¿Tienes algo que hacer a la salida?
NURIA: No, la verdad es que no.
RAÚL: Pues entonces te vienes a comer a casa. Voy a preparar pasta a la boloñesa, a ver qué tal me sale.
NURIA: Uy, eso no me lo pierdo. Jeje.

Pasaron por delante de Álvaro, que estaba dejando algunas cosas en su taquilla. Ixchel se acercó a él.

IXCHEL: Vaya par de tortolitos…
ÁLVARO: Sí, pues que se ande con ojo ella. A mí ese tío me sigue dando mala espina.
IXCHEL: Y dale con la cantinela. ¿Y eso por qué? Ya descubrimos lo que le pasó. Ya está todo averiguado.
ÁLVARO: No, estoy seguro de que no. Ése esconde algo más y pienso averiguarlo.
IXCHEL: Ay hijo, cuando te da la vena de espía… ¿Tienes la licencia para matar? Jajaja.
ÁLVARO: Tú ríete, me da igual. Pienso averiguar lo que pasó con o sin tu ayuda. (Se va)
IXCHEL: ¿Pero a dónde vas? Anda, espérate. ¿Y cómo piensas hacerlo?
ÁLVARO: Mirando en su ordenador. Seguro que esconde algo.
IXCHEL: Pues ya me dirás cómo vas a conseguirlo, si no se separa de él ni un segundo…
ÁLVARO: Han dicho que van a ir a comer a su casa luego. Pues nos metemos en su coche y que nos lleven.
IXCHEL: Tú estás mal. Pero que muy mal…

Marina esperaba sentada en el banco que estaba junto a la entrada del instituto a que llegara Mateo cuando alguien la sorprendió tapándole los ojos.

MATEO: ¿Quién soy?
MARINA: (Se hizo la interesante) No sé, no sé… ¿Brad Pitt?
MATEO: (Se sentó junto a ella) No, mejor, soy tu novio. (Se besaron cariñosamente) ¿He tardado mucho?
MARINA: No, pero date prisa que tengo literatura. ¿Qué me querías decir?
MATEO: Ah, nada importante. Que me vas a tener que dejar tus apuntes de clase para que me vaya poniendo al día.
MARINA: (Sorprendida) ¿Cómo?
MATEO: (Le enseñó un papel) He pedido plaza en tu instituto. A partir de ahora vamos a ir a la misma clase.
MARINA: (Alegre) ¡¿Qué?! ¡Ay, cariño! ¿Y eso? ¿Por qué lo has hecho?
MATEO: Pues porque me he dado cuenta de que tenías razón. Las de mi otro instituto eran unas cerdas y aunque no quisiera admitirlo… seamos sinceros, todas tonteaban conmigo para ponerte celosa. Así que para que se acaben los celos y veas que quiero estar contigo, me vengo aquí.
MARINA: (Comenzó a llorar de la alegría) Mateo…
MATEO: (Le susurró al odio) Te quiero.

Fue pasando el día y la última clase, la de historia estaba apunto de terminar.

AURORA: La crisis del Antiguo Régimen iniciada con las disputas en el reinado de Carlos IV, el motín de Aranjuez…
KEVIN: (A Álvaro) Sí, sí, disputas de Carlos IV… Que se preocupe primero de sus actos y luego de los demás. Yo no sé cómo tiene el valor de venir aquí después de haber atropellado a un profesor.
AURORA: ¿Perdón? ¿Qué has dicho, Kevin?
KEVIN: Que a ver si renovamos el carnet de conducir, que los años no pasan en vano…
AURORA: (Avergonzada) ¿Y eso a qué viene? Bueno, ya sabemos todos a lo que viene… ¡Fuera de clase!
KEVIN: (Con malicia) ¿Yo? ¿Por qué? Yo soy normal, no voy atropellando a mis compañeros de trabajo por la calle.
AURORA: (Se puso nerviosa) Bueno, sigamos con lo nuestro. (Se la cayó el libro y algunos se rieron de ella) Voy al baño un momento…
JUDITH: Tío, te has pasado con la pirada.
KEVIN: Que la den por culo. Me va a suspender la primera evaluación de todas formas. Jajajaja.

Aurora salió de clase y se encontró con Manuel en el pasillo.

MANUEL: Hola, Aurora.
AURORA: (Se abraza a él y empieza a llorar) ¡Soy una asesina!
MANUEL: Aurora, por dios. ¿Qué estás diciendo?
AURORA: Mi vida es una mierda. Casi mato al pobre Héctor, mi matrimonio ha sido una pérdida de tiempo y me temo que no voy a salir de este bache… ¡Nunca! Lo único que me consolaba era mi profesión y ya ni eso. Mis propios alumnos me acusan de lo que he hecho.
MANUEL: (Sin palabras) Qué… resumidito todo, ¿no? Oye, yo también pasé por una separación y créeme, llega un momento en el que lo superas. Ahora todo te puede parecer más difícil pero con el tiempo cambiará.
AURORA: ¿A peor?
MANUEL: No, mujer. A mejor. Seguro que encuentras a alguien te da lo que necesitas.
AURORA: (Extrañada) ¿Que me da lo que necesito?
MANUEL: Cariño, quiero decir.
AURORA: ¿Me invitas a un café?
MANUEL: Pero… ¿No estabas dando clase?

Sonó el timbre y Aurora pegó un brinco del susto.

AURORA: No, ya no.
MANUEL: Pues venga, que te invito.

A la salida, Eloy salió el primero de clase y oyó cómo unos chicos hablan de su amigo Jorge y de cómo murió. Intentó no derrumbarse pero no pudo y se metió al baño de los chicos. Judith le vio y le siguió.

JUDITH: (Llamó a la puerta) ¿Se puede?
ELOY: Creo que te has equivocado de baño.
JUDITH: (Se arregló el pelo frente al espejo) ¿Te vas a poner a llorar cada vez que te mencionen a tu amado?
ELOY: ¿Tienes algo que decir de él?
JUDITH: Es que no entiendo a qué cojones estáis jugando todos. Si ese niñato quiso quitarse de en medio, pues ya está.
ELOY: No tienes respeto por nadie…
JUDITH: Oye, chaval, no te confundas. Por mucho que le quisieras, te recuerdo que cuando le confesaste la verdad te mandó a la mierda. Yo también estuve aquella noche en el Orfeo y escuché toda la mierda que te soltó por esa boca.
ELOY: Estaba nervioso… Fue mi culpa.
JUDITH: ¿Qué? Mira, siendo sinceros, tú eres gilipollas. No quiero que pienses que te estoy apoyando ni nada por el estilo pero te voy a dejar clara una cosa. Vosotros fuisteis amigos durante mucho tiempo, pero cuando se descubrió la verdad, todo cambió. Jorge se olvidó de vuestra amistad y sólo pensó en él y en que no le mancharas la camiseta con tu purpurina de marica. Se comportó como un cabrón, dejándote solo cuando más le necesitabas. Te humilló delante de todos y te demostró que no era tu amigo. Sintió asco, lástima de ti. Pero el niño decide mezclar lo que no debe y la muerte se lo lleva al otro barrio. Y pasa de ser un capullo a un ángel. Todos le adoran, todos le echan de menos… Se ganó un falso amor que nunca consiguió estando vivo. No me alegro de lo que le pasó, pero no creo que debamos tratarle como si de un dios se tratase. Y mucho menos tú. (Salió del baño) Tú sabrás lo que haces, Eloy.

Eloy no puedo responder a la joven. Sus palabras le habían llegado a lo más profundo de su ser y habían despertado en él algo que le hizo cambiar de parecer.

En el aparcamiento, Álvaro e Ixchel esperaban a que Raúl y Nuria llegasen para poder entrar en el coche.

IXCHEL: Nos van a pillar. Y me voy a reír en tu cara.
ÁLVARO: ¿Quieres callarte? Si no quieres hacer esto, vete.
IXCHEL: No, si a mí… Ya ves tú, no tengo nada mejor que hacer.
ÁLVARO: Ahí vienen. Agáchate.
RAÚL: (Abrió el coche) Qué hambre tengo.
ÁLVARO: (Tiró una piedra contra otro coche) Corre, eso les distraerá, entra ahora.
IXCHEL: (Se metieron en los asientos de atrás) No hagas ruido.
RAÚL: (Entró al coche) Se habrá caído alguna piña.
NURIA: (Se sentó junto a él) ¿Dónde dejo el abrigo?
RAÚL: Atrás, con mi mochila.
ÁLVARO: (Susurró) Cuando dejen aquí el ordenador, lo cogemos y pasamos los datos a este pendrive.
IXCHEL: No, si vienes preparado… Madre mía… Corre, cógelo sin hacer ruido.
ÁLVARO: Shhh. Ayúdame a sacarlo de la mochila.

Kevin acompañaba a Judith hacia su casa mientras charlaban cogidos de la mano.

KEVIN: Espera, voy a pasar al baño de ese bar. Te dejo aquí la mochila.
JUDITH: Date prisa que tengo hambre.
KEVIN: Que sí.

Kevin cruzó la calle hasta llegar al bar y Judith se quedó sentada en un banco. Algo sonó dentro de la mochila de su novio y ésta la abrió para ver qué era. Había llegado un mensaje de voz al móvil de Kevin de parte del padre de éste. La joven, por curiosidad, lo abrió y escuchó lo que decía con voz nerviosa: “Hijo, ¿qué tal? Oye, hoy tienes que venir rápido a casa, necesito que me des esos 200 euros ahora mismo. Ya te lo explicaré más tranquilamente”. Judith se dio cuenta de que su chico era el que le había quitado el dinero que la faltaba. ¿Y si en verdad estaba con ella por el interés? Ahora, las cosas se habían puesto aún más feas.

En casa de Raquel, alguien llamó al timbre.

RAQUEL: ¡Ya voy yo, papá!
MIGUEL: Vale, hija…
RAQUEL: (Abrió la puerta) Hola.
CRISTIAN: Hola. (Se dieron dos besos) ¿Puedo pasar?
RAQUEL: Claro, claro, pasa. Vente a mi habitación, ya tengo todo preparado. (Abrió la puerta del salón) Papá, ha venido el amigo al que estoy enseñando inglés. No nos molestes y si quieres algo llama antes de entrar.
MIGUEL: ¿Amigo?
RAQUEL: Sí, papá… Un amigo. (Se fue)
MIGUEL: (Desconfiado) Vale, vale…

Raquel entró a su dormitorio, donde Cristian ya se había puesto cómodo en la cama.

RAQUEL: Oye, estamos aquí para estudiar.
CRISTIAN: Bueno, hay tiempo para todo, ¿o no? (La sentó sobre sus piernas) ¿Qué tal?
RAQUEL: (Sonrojada) Bien…
CRISTIAN: (Le besó detrás de la oreja) ¿Te gusta?
RAQUEL: (Se dejó llevar) Sí… (Se dio la vuelta y le besó en los labios)

Cristian le devolvió el beso y ambos se tumbaron sobre la cama. Se olvidaron de todo lo demás y comenzaron a besarse apasionadamente.

Eloy miraba desde su habitación cómo habían empezado a poner los adornos navideños por las calles de Madrid. Aquello despertó en su mente recuerdos de tiempos mejores…

Un año antes…
Eloy y Jorge paseaban por una de las calles del centro de Madrid. La noche estaba muy animada, ya que era la primera del año. Las luces navideñas le daban un aspecto mágico y divertido al lugar. Todo el mundo reía, corría, hacía ruido con sus matasuegras y sus panderetas mientras disfrutaba del año nuevo con sus familiares y amigos.

ELOY: Vaya ambiente, eh.
JORGE: Ya te dije que estas calles en Nochevieja eran una verdadera locura. Jajaja.
ELOY: Oye, ¿y no tienes frío? Yo estoy helado.
JORGE: Ven, te voy a enseñar una cafetería a la que iba yo con mi familia de pequeño. Tienen unos churros que están buenísimos.
ELOY: (Tiritando) Y los churros en año nuevo no pueden faltar, jeje.
JORGE: ¿Pero tanto frío tienes? Anda, toma mi abrigo, que yo llevo la camiseta y una chaqueta. (Se lo puso por encima)
ELOY: No te preocupes, a ver si ahora te vas a constipar tú…
JORGE: Que va. Yo no tengo tanto frío. Venga, que ya llegamos.
ELOY: (Sonrió) Gracias…
JORGE: (Le frotó la espalda con la mano para que entrara en calor) De nada.

Eloy cerró las cortinas de su habitación y se dirigió al espejo, donde se miró fijamente. Sus ojos estaban vidriosos, pero antes de que derramaran una sola lágrima, los secó con su camiseta. Estaba harto de que cada vez que veía su rostro, se le llenara la cabeza de sentimientos de tristeza, impotencia e incluso asco. Aquella sería la última vez que llorara por un falso amigo. Un amigo con el que compartió momentos inolvidables pero que le traicionó cuando más le necesitaba. Había llegado el momento de cambiar, de sacar las garras y de defenderse.

El coche de Raúl entró en el garaje de su edificio. Una vez hubieron llegado a la plaza de aparcamiento, ambos se bajaron del vehículo. Álvaro e Ixchel aprovecharon la ocasión y salieron corriendo antes de que pudieran verles. Su profesor de arte se alarmó al ver correr a dos personas en medio de la oscuridad del garaje.

RAÚL: ¿Quién coño eran esos?
NURIA: No lo sé, pero parecían haber estado aquí, cerca del coche…

Los dos jóvenes salieron sin ser vistos hasta la calle, donde se sentaron en un banco.

ÁLVARO: Ufff… Por los pelos…
IXCHEL: La madre que te parió. ¡No vuelvo a hacerte caso! Si nos llegan a pillar…
ÁLVARO: Pues a mí esto me pone. Jajaja. ¿Vamos a tu casa, que está más cerca que la mía?
IXCHEL: No voy a hacer nada contigo, imbécil.
ÁLVARO: A ver lo que he copiado en el pendrive, quiero decir.
IXCHEL: Ah, vale… Pero venga, antes de que lleguen mis padres.

Veinte minutos después, llegaron a casa de la joven y encendieron su ordenador. Metieron el pendrive y se dispusieron a ver qué había en su interior. Dentro de la carpeta de imágenes, había una carpeta sin título que sólo podía abrirse con una contraseña.

ÁLVARO: Mierda… No tenemos la contraseña.
IXCHEL: Lo dirás tú. Yo tengo un programa que adivina cualquier contraseña, por difícil que sea. ¿Cómo te crees si no que me metí en tu tuenti?
ÁLVARO: ¡¿Te has metido en mi tuenti?! Bueno, da igual. Venga, intenta conseguir la contraseña.
IXCHEL: No tiene una seguridad muy alta, así que no tardará mucho.
ÁLVARO: Bueno, me dirás que te lo has pasado mal, eh.
IXCHEL: Uy sí, vamos… Si nos hubieran visto seguro que no te reías tanto. Qué malote estás tú, últimamente…
ÁLVARO: Pero a ti eso te gusta, ¿no?
IXCHEL: Osea que es por eso por lo que estás así de temerario. Pues no te hagas ilusiones, majo. Jajaja.
ÁLVARO: Oye, otros se lo curran menos y bien que te los pasas por la piedra.
IXCHEL: (Le dio una bofetada) Pero qué cerdo eres.
ÁLVARO: Como si no tuviera razón… Bueno, ¿está eso ya o qué?
IXCHEL: 97%... 98%... 99%... y 100% La contraseña es… “Delacroix”
ÁLVARO: ¿De la qué?
IXCHEL: Mira lo que hay dentro. Tiene una carpeta con fotos de la tía ésa…
ÁLVARO: Pincha ahí: Lucía Alcázar.
IXCHEL: Oye… Álvaro… Mira estas fotos…
ÁLVARO: Joder qué buena estaba. Vaya fotos le mandaba al profesor para ponerle cachondo.
IXCHEL: ¡Cállate! ¿Es que no lo ves? Mira qué cara tiene en las fotos. Está asustada… triste…
ÁLVARO: ¿Qué quieres decir? ¿Que la obligaba a hacerse esas fotos?
IXCHEL: No estaban saliendo. La chantajeaba sexualmente…

La sinceridad no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza. Debemos procurar decir siempre la verdad, esto parece muy sencillo, pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Todos ocultamos algo a la gente que queremos, a nuestros amigos o incluso a nosotros mismos. Para superar nuestros problemas y seguir adelante, debemos ser sinceros. Siempre hay secretos que intentamos guardar, pero que tarde o temprano, cueste lo que cueste, y sin importar el precio, acaban saliendo a la luz.



No hay comentarios:

Publicar un comentario